A finales del período Edo, Japón se enfrenta ante una crisis sin precedentes con la llegada de naves negras extranjeras. Sin embargo, Japón se deshizo de los barcos negros gracias a los Onigami, robots gigantes que han existido en Japón desde los tiempos antiguos. El país se ha mantenido en una auto-impuesta reclusión de los extranjeros desde entonces. La historia comienza en este Japón que nunca experimentó la Restauración Meiji.